Karin Jipolou, profesora de matemáticas Colegio Maitenes

Karin trabaja hace 14 años como profesora de matemáticas en Maitenes de Melipilla. Actualmente hace clases de sexto básico a segundo medio. Como todos, de la noche a la mañana, tuvo que trasladar la sala de clases a la casa, adaptándose a nuevas formas y metodologías de enseñanza, compatibilizando su trabajo con las tareas de mamá y dueña de casa. Hoy sus alumnos la felicitan por su proceso de tecnologización y le dicen que la ven convertida en “toda una youtuber”.

  • ¿Cuál era tu nivel de competencias digitales antes de la pandemia?

Si bien estudié computación en la universidad, estaba bastante alejada de las nuevas tecnologías digitales porque mi labor en el Maitenes está más bien focalizada hacia la docencia. El uso de los computadores, tanto en la sala de clases como en la sala de computación, era más bien una herramienta de apoyo en la que utilizaba recursos tales como: programas de office, aplicaciones educativas, libros digitales; pero nunca al nivel que hemos tenido que hacerlo ahora durante las clases de atención remota.

  • Nos han contado que te “subiste al carro” rápidamente, ¿cómo fue esa evolución?

La evolución no fue fácil, en un principio, el aprender a utilizar los recursos digitales que ofrecía la plataforma requiere de muchas horas, tanto de autoaprendizaje como de capacitación permanente. El aprender se ha convertido en un desafío diario. En un comienzo, fue manejar los beneficios que aporta la plataforma a través de la que impartimos clases en línea; luego manejar formatos que permitieran mayor interactividad con los alumnos y evaluar los niveles de logro así como apoyar su proceso de aprendizaje. Además, este aprendizaje ha sido compartido con los alumnos, pues si bien, aunque ellos son nativos digitales, la gran mayoría no se manejaba en estas plataformas.

  • ¿Estás contenta con lo que has logrado?

Sí, muchísimo. Al inicio fue un proceso estresante en relación a si va a resultar todo lo que habías preparado, si el internet se va a caer o no y, además, apoyando muchas veces a los alumno frente a las mismas dificultades tecnológicas.

Hoy, después de tres meses, veo con gran satisfacción, que todo el esfuerzo realizado se ha materializado en contar con una buena asistencia a las clases virtuales y al mismo tiempo una participación activa en ellas, más aún, al escuchar a algunos de tus alumnos, que te digan “miss, estuvo buena su clase” o “podría ser una youtuber”.

Además, he reforzado la idea que la labor docente y el uso de estrategias metodológicas no se ven limitadas por las clases virtuales, por el contrario, la labor docente cobra un mayor énfasis no solo en lo académico, sino también en lo humano.

  • ¿Tienes familia? ¿cómo has compatibilizado trabajo y familia “en casa”?

Tengo una familia maravillosa, compuesta por mi esposo Jorge, quien también es profesor del colegio Maitenes y además psicólogo. Tenemos 3 hijos, Karin (21 años), estudiante de medicina, Carlos (20 años) estudiante de ingeniería civil y María Jesús (9 años) que cursa 4° básico en el colegio Maitenes.

Compatibilizar los quehaceres domésticos, trabajo, estudio, y apoyo a la más pequeña no ha sido una tarea fácil. Hemos establecido rutinas de trabajo, cada uno en su espacio, distribuido labores, reforzado las reglas de convivencia y por sobretodo, hemos aprendido a priorizar. Disfrutamos nuestros momentos de encuentro, generalmente almuerzos, cenas y viernes divertidos (comemos algo distinto y realizamos alguna actividad lúdica).

  • ¿Crees que va a cambiar la forma de enseñar después de esto que hemos vivido? ¿De qué manera te imaginas lo que vendrá?

Por supuesto que sí, esta modalidad de aprendizaje llegó para instalarse. Niños y profesores hemos adquirido habilidades que no pensábamos.